Graciela y compañía:
Lo que hemos comprobado el domingo en el campo no es poca cosa.
Siempre se ha dicho que la naturaleza tiene una fuerza y una sabiduría inconmensurable. Y seguramente así lo sea. Pero el domingo fuimos testigo de algo que pocas veces se pondera. El poder armónico del ser humano. Queremos agradecerle a las dos ( y hablo también por Berna, Flor, Jaqui, y Sol que sintieron lo mismo y me animaron a escribirte), por el lindo momento; pero a la vez se nos ocurría hacer esta observación:
Es cierto que la naturaleza puede más. Pero no se porqué (o mejor dicho sí...) estamos seguros que la naturaleza sola no hubiera podido crear el ambiente lindo, fresco, sano, agradable y natural que han logrado ustedes. Seguramente tanta reflexión, tanta ayuda al prójimo, tanta energía bien dirigida, (y no dudo que una de las cosas que más aporta es el esfuerzo y la dedicación de años), logra que el agua, a pesar de ser un invento de la naturaleza, dentro de la pileta de ustedes, sea más relajante, clara y fresca.
La sombra de abajo de los árboles, sin el trabajo que ustedes se tomaron, no taparía tanto ni invitaría a la siesta como lo hace.
Los colores de las plantas, sin el cuidado ni el gusto por la combinación de las especies, serían menos verde; si todo lo estuviera haciendo la naturaleza sola.
Los perros, sin ustedes dos ahí, serían bravos animales de cuidado y no la ternura que son.
Las torres de luz, sin que exista la fundación, seguramente serían elementos radiactivos, peligrosos para la humanidad, y no simples referencias para dimensionar el campo.
Por eso, gracias a lo vivido el domingo estamos contentos de la raza humana, y de pertenecer a ella. Ustedes son un orgullo y la prueba de que la naturaleza, sola, sin la mano humana, no alcanza.
Gracias por todoJavier