jueves, noviembre 08, 2007

Qué voy a buscar al Uritorco ?


En los últimos días preparatorios de este viaje, nos preguntábamos –con una ansiedad conocida- por qué habíamos convocado a pocas personas. Las respuestas eran también las de siempre: problemas económicos, salir de viaje en días laborables, la coincidencia con el día de la madre…
No dejamos de escuchar aquella voz a la que parece no afectar coyuntura alguna: irán los que tengan que ir. Los fenómenos de aquí y ahora determinarán, como es sabido, los de allá y entonces.

Pusimos mucha atención en las señales pero aún así, hasta el final nos persiguieron los interrogantes acerca del acierto o no del destino Uritorco.

Nuestros viajes se caracterizan por el título de lo que llevamos para trabajar y por localizarse en una estación del año, a la que prestamos particular atención. Esta vez era en la Primavera 2007 y se titulaba “¿Qué voy a buscar al Uritorco?” Una pregunta sobre la que cada viajero debía detenerse y, conectado consigo mismo y gozando de tres días completos de tiempo para la reflexión y el trabajo interior, intentar responderse con los medios que le acercaríamos.

Una de las ideas directrices era la ubicación geográfica de Capilla del Monte que, como otros centros energéticos importantes, se encuentra en una latitud cercana al paralelo 30º. Tanto en el Hemisferio Norte como en el Sur donde vivimos nosotros, en esas latitudes se presentan al observador numerosas manifestaciones donde la naturaleza, y los humanos por su parte, han puesto la energía en cuestiones alejadas del problema de la supervivencia. Ejemplos de esto en el H.N. podrían ser las pirámides mayas, las pirámides egipcias, la zona de Palestina donde confluye el nacimiento de los movimientos religiosos y espirituales más importantes de los últimos milenios, el Tibet, los Himalayas… En el H.S. podríamos mencionar zonas donde la naturaleza se expresa con una onda vibratoria poderosa, que ha sido captada por muchos humanos e interpretada de maneras diversas. Véase en territorio argentino Capilla del Monte y toda la zona del Cerro Uritorco en la provincia de Córdoba, Ischigualasto y el Valle de la Luna en la provincia de San Juan, el parque nacional de Talampaya, provincia de La Rioja; y en territorio chileno el Valle de Elqui, el Observatorio Astronómico Cerro Tololo, de los más importantes de Sudamérica…

Llevamos un planisferio para cada viajero, donde le sugerimos marcar la latitud 30º en el H.N. y en el H.S., para ubicarse. Les entregamos también cinco discos de colores diversos cuyo centro se podía hacer coincidir pasando un gancho de metal que también les proveímos. De ese modo, identificamos al disco de mayor tamaño con el planeta completo y anotamos allí el nombre de ambos paralelos 30º. En el segundo círculo concéntrico, anotamos el nombre de Capilla del Monte, la localidad de esa latitud en la que nos encontrábamos y que, por un motivo u otro, nos había convocado. En el tercero había una fotografía de la casa de nuestra Escuela, a la que tomamos como el factor aglutinante por excelencia ya que todos allí, por distintos caminos, habíamos convergido en ella. El cuarto círculo, que era de color rojo, fue identificado con el grupo en el que nos encontrábamos trabajando, también obrante como un factor de convocatoria. El último círculo era pequeño y representaba el laberinto de una catedral gótica: lo tomamos como una representación del mundo interior de cada uno y el símbolo típico de la búsqueda.
Ese simple objeto formado por los cinco discos concéntricos nos ayudó a ubicarnos en la naturaleza de las cosas que a cada uno lo habían llevado hasta allí.