Una Mirada Singular Junio 2006

Te queremos acercar el texto que ayer difundimos por radio. Creemos que te va a dar la posibilidad de reflexionar sobre el tema, como ayer lo hicieron varios de nuestros oyentes.

Quiero hablarle de cierta gente que tiene las ideas claras, que trabaja seriamente, que cumple su palabra, que es capaz de empezar a aprender algo y darle continuidad al intento… Que da importancia a su crecimiento personal y a su contacto cierto con la Naturaleza.

No sé a usted, pero a mí esa gente me parece valiosa…

Por lo general se sienten raras. Les cuesta integrarse a grupos donde gobierna la competencia por las cosas, y se resisten a la superficialidad.

Me siento cómoda entre ellos.

Hablan de cosas que conocen. Son invariablemente respetuosos de las opiniones de los demás en los temas generales. Evitan conversar acerca de cuestiones que tienden a separar, como la política, la religión o el football.

No. No son perfectos, ni mucho menos. Más aún, con frecuencia temen desubicarse. Dudan a menudo entre su propia actitud frente a la vida y la de la mayoría que los rodea. No son ricos, ni están “salvados”, como se suele decir vulgarmente. Todo les cuesta, como a usted, como a mí. Pero lo intentan.

Se animan, se entusiasman, se atreven, avanzan. Crean, generan, ponen en marcha, convocan a otros y esperan respuestas que, cuando se dan, les provocan intensa alegría. Pero también se observan y se evalúan pensando que pueden estar equivocados o haber encarado la vida por el camino del absurdo. No están seguros… están en equilibrio. Suspendidos en el aire de la vida, transitando por la cuerda sin ninguna red y avanzando con un paso que –visto desde afuera- está lejos de ser firme.

A lo mejor usted se está encontrando en esta extensa descripción. Si fuera así, le pediría que no vacile en comunicarse con nosotros. Nuestra Escuela es un Centro de Energía. Un lugar donde muchas personas como las que le describo han hallado el espacio justo para protagonizar su tiempo.

Si usted siente resonar mis palabras en lo profundo de su corazón, no espere más. Si usted pertenece a este grupo, lo pasaremos mejor juntos que separados y la Escuela para el Desarrollo Armónico puede ser el lugar de la reunión.

Estamos todos los días, de 14:00 a 20:00, en Francisco Acuña de Figueroa 275, en el barrio de Almagro, en la ciudad de Buenos Aires. Allí podríamos encontrarnos… ¿Por qué no se acerca? Le recuerdo la dirección: Fco. Acuña de Figueroa 275, entre Potosí y Díaz Vélez.

Si usted no le cree a los milagreros de turno, si cuando tiene problemas acude a pedir ayuda profesional, aún pasando por arriba del miedo… Si no la conforman los cursos que en dos fines de semana habilitan para resolver problemas ajenos… Si lo suyo no son las mancias ni los platos voladores y, en cambio, suscribe una búsqueda sincera aunque sabe que llevará tiempo… Nuestra Escuela puede ser su sitio.

No se apure a venir. Llame por teléfono al 4983-4294, infórmese y, si es usuario de internet, visite nuestra página web: www.fundacionacuario.org, que le dará una nota cabal de quiénes somos y cuál es nuestra búsqueda y nuestra tarea cotidiana.

Digamos juntos, si quiere: NO ESTOY SEGURO, ESTOY EN EQUILIBRIO

A continuación te transcribimos un ejercicio para la búsqueda del equilibrio emocional:

TOMA DE CONCIENCIA DE LOS APOYOS DEL CUERPO
RESPIRACIÓN ABDOMINAL (duración 3 min.)

Sentarse en un asiento cómodo. Tratar de dejar pasar los pensamientos que aparezcan en la mente. Percibir los apoyos de las plantas de los pies sobre el piso, percibir los glúteos sobre el asiento de la silla, dejar bajar el peso de la pelvis: Percibir el apoyo de la columna sobre el respaldo, aprovechar para soltar los músculos de la columna vertebral. Soltar los hombros hacia cada lado, los brazos y las manos.

Dejar bajar la cabeza unos instantes, como si el mentón se dirigiera hacia el pecho.
Armar la columna en la vertical, percibir el aire pasando por las fosas nasales y respirar enviando en la inspiración, el aire profundamente hacia el abdomen. Repetir 3 respiraciones completas. Estirarse y desperezarse para ponerse a tono con la actividad que realizarás.